¿Duerme usted, señor Presidente?

Si en vez de dormir
        bailara tango
                con sus ministros
        y sus jefes de amor
nosotros podríamos
oír
        de noche en noche
su taconeo
de archiduque
o duquesa.
Podríamos reír
sólo de verle,
ridículo como es,
esperar los aplausos
de toda la gendarmería
frenética.
Claro que uno está cansado
y quiere un poco de diversión
        monstruosa,
como ésta
        de verle
con la lira en el cuello
        colgada,
como un romano
o como una romana
ciega de absurdas creencias geniales.
Si en vez de prometer
el descubrimiento de la piedra
                filosofal
que ha de producir pan
                y billetes de veinte
se dedicara,
por lo soberbio que es,
a vender patatas podridas
o maíz rancio,
los indios de esta nación
le llamarían
        Cacique Ojo de Perla.

Si en vez de llorar
te murieses un día de estos,
        como una puerca elegante con sus grasas
importadas del Norte,
nosotros,
que estamos cansados
        de tanta estúpida confesión,
pondríamos a bailar las piedras
y los árboles darían frutos manufacturados.

        Con tu vieja y putrefacta osamenta,
alimento de ratas,
llenaremos un solo lugar de esta tierra
y la llamaremos
        la Cueva Maldita
y será proscrita de ver
y de acercarse a ella
por temor a despertar tus histéricas
                ternuras.

Te llaman
José el de los sueños,
el de las vacas sagradas,
el dueño de las vacas más flacas
        y
Presidente de la «Sociedad Condal del Sueño».
Tus amigos te llaman
                Barbitúrico.

¿Hasta cuándo duerme usted, señor Presidente?

Si adora la vaca,
                ¡duerme!
Si al becerro adora,
                ¡duerme!
Y si el General le da su almuerzo,
duerme como una lirona
o le da una pataleta de sueño.

Cara de Barro,
Ojo para ver las Serpientes
                y llamarlas,
Ojo para hacer compañía
y quemarte
con el humilde Kerosene,
Ojo para tenerse a mi servicio
como mozo de alcoba
                barato.

¿Duerme usted, señor Presidente?
        Le pregunto por ser joven apuesto
        y no como usted, señor de la siesta.

Ojo de barro y Water de Urgencia.

Caupolicán Ovalles