Otra ciudad

Que no sea la prisión, que no sea el exilio.

Que no… sea laberinto, que no sea
desierto de millones de habitantes.
Que no sea la opulencia y su flor el crimen.
Que no sea la mueca de Manhattan.

Que sea respirable.
Que seduzca.
Que no obligue a los ojos
a huir a la montaña
como en la celda.

Que no tenga casa de cartón
ni superbloques
ni calles ciegas.
Que no tenga niños mendigos
ni adultos mendigos.
Que por sus río corra agua y no mierda.

Que no haya tortura en su amor
ni juego fatídico en sus noches.
Que no amanezcan niños muertos
en los hombrillos de las avenidas.

Que la policía deje besarse:
que no exista más la policía.

Que se erradique el robo
(Léase el Hipódromo).

Que las casa de citas, El Country Club,
sean rehabilitados.
Que Miraflores sea rehabilitado.

Que sea nuestro otro bosque
(que expulse a Rockefeller y al gas carbónico)
que los avisos hablen del hombre.

Que sea la libertad, que sea mi casa.

Que no sea el vértigo y el olvido,
el suicidio al pie de los edificios.

Que renazcan los árboles.
Que abran grietas en el hormigón.

Ángel Eduardo Acevedo