Hospital Domingo Luciani

Me toco el órgano donde el fuego ha muerto
A pesr de las señales de una bella permanencia
En una ciudad cuya oración celebra el crimen

Es palpable la lentitud de la expiración
Se siente una playa viniendo de lejos
Alojándose y caminando en los costados del cuerpo

A veces un reloj de arena punza y da la hora de cemento
Y los erizos y las estrellas descienden a este mar sin costas
Donde los peces son los alientos del riñón pidiendo
Una bolsita de hidróxido de sodio.

Alexis Romero