De donde se vuelve a avisar que las cosas están muy malas

Si dominas esta paz dentro de ti
Y te sientes a voluntad
En el Senado con el César
Si entras en el palacio
A conversar de ganancias y pérdidas
Y tu esfuerzo no fue untarle grasa
A las piedras para construir la gran ciudad
Si te parece que has hecho mucho
Y no moviste un dedo
Ni por esta tierra ni por esta raza
Y has dado tu vida
Por calzar las sandalias de tu Señor,
Arrinconarte a su mesa para comer y beber,
De su queso y vino.
Si dices afirmar, donde deberías negar
No esperes tal flor, tal cetro, tal corona.
A su hora tendrás tu guadaña, cobardía y coraje,
Oh filósofo del saber, oh vista gorda del incrédulo.
A su hora tendrás a tu puerta:
Un lote de locos que arremete y empuja.

William Osuna